domingo, 6 de octubre de 2013

Día 5: "Lo siniestro" Sigmund Freud

El texto consiste en un estudio del significado y origen de lo siniestro, encontrando este en nuestra vida y observando sus formas de manifestación.

Partiendo de la idea de que relacionamos siniestro con angustiante y oscuro en general, comienza con la diferenciación entre dos términos alemanes: unheimlich (siniestro, desagradable, espeluznante,...) y heimlich (antónimo del anterior, referente al hogar, lo familiar, agradable, cómodo). Teniendo en cuenta que estos dos términos son contrarios y que heimlich hace referencia al hogar, lo cotidiano, podemos intuir que el término unheilich o siniestro, hace referencia a cosas ajenas a nuestro entorno, nuestra comodidad... De esta forma podemos deducir como una de las primeras fuentes del sentimiento "siniestro" o espanto aquello que es desconocido para nosotros, aunque, por supuesto no todo aquello que no conocemos y nos resulta insólito, nos produce esta sensación, de modo que la relación no es reversible.

El término heimlich evoluciona, y según la zona, adquiere un significado totalmente alejado al que tenía en un comienzo, siendo este similar al de unheimlich, fantasmal, espantoso, lúgubre...

Posteriormente, siguiendo con el estudio de causas que generan lo siniestro, se encuentra con teorías enunciadas por otros autores, como E. Jentsch, quien establece como caso por excelencia la "duda de que un ser aparentemente animado, sea en efecto viviente, y a la inversa: de que un objeto sin vida, esté de alguna forma animado". También mantiene que una de las formas más comunes de evocar lo siniestro es mediante narraciones, haciendo dudar al lector, por ejemplo, de si cierto personaje que se le presenta es una persona viviente o un autómata, aunque esta incertidumbre no debe ser el punto central de la narración, debe estar presente e implícita, generando el ambiente siniestro. Referente a esto, los cuentos de Hoffmann son claros exponentes de lo siniestro.

Otro factor importante es el temor a la perdida de los ojos, muy presente en las pesadillas y miedos infantiles, relacionado con la pérdida de los genitales, lo cual nos afecta en nuestra vida adulta, siguiendo presentes estos miedos sin superar, transformándose en patologías de lo siniestro. A partir de casos como este establecemos como fuente de lo siniestro no se encontraría en una angustia infantil, sino en un deseo o creencia infantil.

La figura del "doble" o el "otro yo" es otro de los generadores de lo siniestro. Las relaciones entre el doble y la imagen en el espejo, los genios tutelares, las doctrinas animistas, el temor a la muerte... El doble cumple con la función de censura psíquica y en nuestra consciencia se conoce como conciencia. El carácter siniestro sólo puede obedecer a que el doble es una formación perteneciente a las épocas psíquicas primitivas y superadas, en las cuales sin duda tenía un sentido menos hostil. Relacionamos este concepto concepto con el de repetición, aunque este no es aceptado por todos como fuente del sentimiento en cuestión. Sólo el factor de la repetición involuntaria (varias veces el mismo número en distintos sitios, encontrarse con la misma persona muchas veces,...) es lo que nos hace parecer siniestro lo que en otras situaciones sería inocente, imponiéndonos así la idea de lo nefasto, de lo ineludible, donde en otro caso solo habríamos hablado de "casualidad".
Lo siniestro es evocado por el retorno de lo semejante y la manera en que dicho estado de ánimo se deriva de la vida psíquica infantil. La actividad psíquica inconsciente está dominada por un automatismo o impulso de repetición (repetición compulsiva), inherente, con toda probabilidad, a la esencia misma de los instintos, provisto de poderío suficiente para sobreponerse al principio del placer, un impulso que confiere a ciertas manifestaciones de la vida psíquica un carácter demoníaco. Se sentirá como siniestro cuanto sea susceptible de evocar este impulso de repetición interior.

También reconocemos como siniestro la relación entre los deseos, pensamientos o formulaciones inmateriales, simplemente especulativas e inocentes y la materialización o cumplimiento de estas. Por ejemplo, el cumplimiento  de un sueño o alguien que dice "ojalá se muera" y a los días esa persona ocurre. La superstición (mal de ojo), magia, espíritus,... forman parte de este concepto: omnipotencia del pensamiento.

Pero para provocar el sentimiento de siniestro es preciso que intervengan otras condiciones además de los factores temáticos postulados.
Lo siniestro vivenciado depende de condiciones mucho más simples, pero se da en casos menos numerosos.
Tomamos lo siniestro que emana de la omnipotencia de ideas, de la inmediata realización de deseos, de las fuerzas ocultas nefastas o del retorno de los muertos. Aceptamos estas tres eventualidades como realidades, pero aunque actualmente no creemos en ellas, las antiguas creencias sobreviven en nosotros. En cuanto sucede algo en esta vida, susceptible de confirmar aquellas viejas convicciones abandonadas, experimentamos la sensación de lo siniestro. Pero quien haya abandonado completamente estas convicciones, no será capaz de experimentar tales sensaciones. Este apartado se trata de algo que concierne a la prueba de realidad, una cuestión de a realidad material.

Otro apartado es lo siniestro que emana de los complejos infantiles reprimidos del complejo de la castración, de las fantasías intrauterinas,... No son muy frecuentes las vivencias reales susceptibles a despertar este género de lo siniestro. En lo siniestro debido a complejo infantiles la cuestión de la realidad material ni siquiera se plantea, apareciendo en su lugar una realidad psíquica. Se trata en este caso de la represión efectiva de un contenido psíquico y del retorno de lo reprimido, pero no de una simple abolición de la creencia en la realidad de este contenido. Mientras en un caso ha sido reprimido cierto contenido ideacional, en el otro lo ha sido la creencia de su realidad (material).
Lo siniestro en las vivencias se da cuando complejos infantiles reprimidos son reanimados por una impresión exterior, o cuando convicciones primitivas superadas parecen hallar una nueva confirmación.

En cambio, lo siniestro en la ficción, merece otra consideración. Mucho de lo que sería siniestro en la vida real, no lo es en la ficción, además, esta dispone de muchos medios para provocar efectos siniestros que no existen en la realidad. Para que nazca este sentimiento es preciso que el juicio se encuentre en duda respecto a si lo increíble, no podría ser posible en la realidad.
En la ficción, adaptamos nuestro juicio a las condiciones de la ficticia realidad del poeta por ejemplo, y consideramos a las almas, a los espíritus y fantasmas, como si tuvieran en aquella una existencia no menos justificadas que la nuestra en la realidad material.

Lo siniestro emanado de complejos reprimidos tiene mayor tenacidad y, prescindiendo de una única condición , conserva en la poesía todo el carácter siniestro que tenía en la vivencia real. La otra forma, nacida de lo superado, en cambio, presenta este carácter tanto en la realidad como en aquella ficción que se ubica en el terreno de la realidad material, pero puede perderlo en las realidades ficticias creadas por la imaginación del poeta.
La soledad, el silencio y la oscuridad son los factores con los cuales se vincula la angustia infantil

Concluimos así con la investigación entorno a lo siniestro y sus distintas variantes presentes en nuestra vida.

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