En esta ocasión tenemos como objeto de la investigación el apartamento. Este término, además de englobar a los tratados en casos anteriores, nos ofrece otra serie de posibilidades y matices, entre los que podemos encontrar: laberinto, contenedor, exilio, puzzle, espacio inútil, efímero,...
Entre estas ideas que surgen (más de una muy interesantes), decidimos centrarnos en entender el apartamento como un rompecabezas, una serie de piezas, a veces muy heterogéneas, que en su unión generan el puzzle habitable que entendemos como apartamento. El concepto de división de espacios es muy importante a la hora de comprender tanto el apartamento como la vida que en él se desarrolla. Las distintas acciones cotidianas acontecen, según sus características, en distintas habitaciones (piezas): comemos en el comedor, cocinamos en la cocina, dormimos en la habitación, vemos el televisor en el cuarto de estar, y sin mencionar las relaciones con el cuarto de baño.
Haciendo el concepto de división de espacios un poco más introspectivo, transportamos la idea a nuestra propia persona, nuestro cuerpo, e introduciéndonos aún más, nuestra mente. Ya en su momento, Freud trató este tema dividiendo nuestro ser en tres partes: yo (parte consciente, nosotros mismos, unión entre ello y superyo) ello (parte inconsciente, impulsos, amoral) y superyó (influencia exterior, conciencia, moral, represión de nuestros deseos). Resulta este un tema de lo más interesante, pudiendo originar gran cantidad de derivas. Podríamos encontrar nuevas habitaciones o piezas del puzzle de nuestra mente, como por ejemplo la "apariencia" (parte consciente mostrada, transformada y filtrada), el "delirio" (a caballo entre lo consciente y lo inconsciente pero no basado en percepciones reales sino ficticias, creadas por nuestra propia mente) o los "recuerdos" (percepciones conscientes pasadas, afectan tanto a nuestro inconsciente como consciente actual, y pueden ser desvirtuados o alterados con el paso del tiempo). Podriamos también, a partir de esta división, relacionar cada parte de la mente con una parte del apartamento: apariencia-puerta, yo-habitación, superyo-salón, ello-cocina, recuerdos-trastero, delirio-terraza,...
Pero teniendo por objeto centrarse en una sola de estas vertientes escogemos la clasificación de los distintos espacios mentales antes nombrados, y cómo el orden e importancia de estos pueden generar distintos tipos de apartamentos, de mentes, de personas, pueden transformarnos y despertar otras sensaciones. Un desequilibrio entre lo consciente, lo inconsciente, lo reprimido, puede generar en nosotros alteraciones mentales y trastornos de personalidad; nuestro consciente puede influir en nuestros recuerdos y poco a poco deformarlos hasta hacer que consideremos hechos reales aquellas ficciones generadas por nuestra mente.
Queda entonces expresado el carácter de rompecabezas que alberga la mente. Piezas de lo más singulares y misteriosas, que dan lugar a diversas combinaciones, construyen y delimitan el apartamento de nuestra persona.
Estas reflexiones han sido tratadas por otros artistas, aunque con distintos enfoques, en películas como "Accidentes gloriosos" y "Memento".
Bajo nuestra figura recortada por las luces, se esconden las claves para comprendernos, para definirnos, desglosarnos y encajar cada una de nuestras piezas; un espacio negro desconocido, o invadido de partículas en movimiento que modelan futuras ideas, un retazo de nuestra historia, real o imaginada, bajo nuestra piel esperan, procurándose encajadas.
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