miércoles, 23 de octubre de 2013

Día 19: Tornillo

La obra del artista Wilfredo Prieto viene acompañada de descripciones como estas:

"Se trata de esculturas, instalaciones, performances, dibujos e intervenciones caracterizadas por su diversidad formal y su ambición a nivel material y técnico."


"Los elementos claves de esta obra: brevedad narrativa, contundencia conceptual, ausencia de cualquier elemento superfluo, referencias constantes a la práctica artística como tal, juegos semánticos, un suave sentido del humor y una poética a medio camino entre la persistencia y la sutilidad."

"Las obras de Wilfredo Prieto son la expresión de ideas extremadamente sencillas a la vez que profundas y provocadoras, con un resultado formal muy directo y al mismo tiempo muy rico en cuanto a la diversidad de significados posibles. Además del fuerte contenido conceptual, su trabajo tiene casi siempre un impacto visual poderoso, a menudo logrado a través de contrastes o del absurdo."




Después de toda esta palabrería podríamos esperar encontrarnos cualquier maravilla divina que nos dejase boquiabiertos. Algo desde luego a la altura de lo que se está describiendo. Pero en vez de es nos encontramos con este tipo de piezas:

"Agua bendita"
 

"Excremento y caviar"




Ya me extrañaba que no metiese ningún contenido político a su obra, ya que parece ser que no puedes hacer una "buena" obra contemporánea sin ningún referente a ello. Entonces encuentro lo siguiente:

"No existe una voluntad de extraer conclusiones críticas. Quizá sea esa insistencia, esa voluntaria condición de “apolítico” lo que da un verdadero sentido político a su trabajo."


En fin... ¿Resulta que lo tiene porque no lo tiene?


Parece ser que evocan un "gran concepto" que no está al alcance de ser comprendido por todas las personas.

Este tipo de arte cada vez esta más de moda, y es algo que a mí me desagrada bastante. En su contra, me he visto incitado a escribir esta sátira sobre mi “gran” obra: “Tornillo”











TORNILLO

Tornillo es materia y es metáfora, es un símil de la vida que te agarra o te perfora, movimiento estático que el hombre acciona, hipérbole de la esencia destructora, es acero, es poesía…

Obra repleta de contenido, a veces explícito y otras, implícito, nos muestra cómo es el transcurso de la vida, una espiral. El ser humano atraviesa altibajos que ondulan en su camino, que, a pesar de ello, no se detiene, continúa desde el comienzo, lleno de energía hasta desgastarse en la punta y acabar desapareciendo. Algunos son más largos, otros más cortos, quizás algunos estén torcidos, rotos u oxidados, algunos brillan con reflejos plateados y en otros el rojo se extingue en negro.

Alegoría de la obsesión por encajar en un determinado lugar, quizás lo encuentres y lo consigas, quizás te quedes olvidado en una pequeña y sucia caja de cartón. ¿Aparecerá la pieza adecuada, la tuerca que estamos buscando? A lo mejor no son tuercas lo que necesitamos…

Ambiciosa pieza escultórica, a caballo con la instalación, que nos muestra el ingenio y maestría tanto técnica como conceptual del artista (algo que toda persona con un mínimo nivel de cultura podría reconocer sin problema). La contraposición entre la inmediatez y pregnancia de la obra y su marcado carácter conceptual la dota de una gran potencia capaz de impresionar al buen espectador. En ella, intervienen elementos como la contundencia conceptual, juegos semánticos incluidos en una narrativa breve e instantánea y la abolición de elementos que pudiesen resultar superfluos.

Al primer golpe de vista descubrimos una idea aparentemente sencilla pero si exploramos un poco más allá descubrimos un contenido profundo y provocador, potenciado por su aspecto formal directo y repleto de significado.

La pieza es una nube de la que llueven preguntas acerca de la creación humana, nuestro papel en la vida, la relación de esta con el arte y yendo un poco más lejos, ¿qué es el arte? Más la obra no despeja la tormenta, solo la atrae para aquel que se atreva a enfrentarla, intentando encontrar a través de ella las respuestas a las preguntas…

La literalidad de la obra no hace sino insistir en las trampas que puede encerrar el lenguaje. Amplifica las limitaciones del lenguaje al representar exactamente aquello que se está describiendo. Así de forma aparentemente inadvertida, el artista afronta temas de gran calado. Entre estos temas, a parte de los ya mencionados anteriormente podemos encontrar referencias a la sexualidad, el papel dominante del hombre en algunas sociedades, la poligamia (un tornillo puede albergar varias tuercas) y muchos otros más que estratégicamente el artista deja a la intuitiva mente del espectador, pudiendo este sacar sus propias conclusiones, retando a quien sea capaz de descubrir todo lo que la obra encierra, aunque claro está, eso no se encuentra al alcance de todos…

Esta relación con la vida, el hombre, la sociedad, hace que la obra quede indirectamente relacionada de forma directa con la política, un contenido que aparece en la obra al intentar huir de ella. Pues precisamente al escapar, la encuentra. Un enrevesado laberinto de ideas trazado voluntariamente por el autor, quien ,de forma desapercibida, deja inscrita claramente su forma de ver las cosas a través de piezas como esta.

Un universo de ideas y estrategias que en espiral expiran en un objeto, en un momento, visión experta de una sociedad pragmática. Tornillo es fuerza, Tornillo es mente despierta, Tornillo… solo… Tornillo.

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