Una hoja en blanco es un sinfín de posibilidades. Puede ser todo, o no ser nada; algo sólido e imperturbable o una aventura esperando a ser narrada. Te incita a que descubras en él todas sus formas y opciones posibles, siembra una duda y te ayuda a que encuentres en ella misma la respuesta.
Al contemplar este elemento, tan simple y a la vez complejo, nuestra mente para unos segundos intentando comprenderlo, y al instante brotan multitud de ideas que abordan o surgen a partir de su concepto.
No es de extrañar que de forma inconsciente aparezcan en nuestra cabeza palabras como: aventura, sugerente, descubrimiento, poema, vacío,...
Hilando estos conceptos, llegamos a afrontar este elemento, la hoja de papel, con la curiosidad de una aventura ¿Qué encontraremos en su superficie insinuante? Extensión indefinida de lisa palidez, nos puede recordad a la luna, la cual también carga misterios y curiosidad que el hombre siempre ha querido conocer. Comprendemos lo que vemos, confiamos en sus formas y luces, nos tranquiliza contemplar la cara que quiere mostrarnos... pero, ¿qué habrá en aquello que no podemos ver?
Esta duda se extiende a la hoja de papel, nos centramos en la cara vista, la que tenemos delante, la facilidad de leer lo que se nos permite en ese momento, bañada por la luz de la tranquilidad. Nos contentamos con conocer esa parte de la historia, suponiendo lo que debe haber al dar la vuelta a la hoja, ahora sumida en la sombra. Pero realmente no tenemos certeza de lo que ocurre en esa cara, ese lugar que aun no conocemos o no nos permiten conocer, lo que no vemos, "lo oculto". Intuimos la idea que nos resulta más cómoda de lo
que nos es desconocido, la que menos nos hace pensar. Pero como mencionamos al principio, si entendemos la hoja en blanco como una aventura, ¿qué puede resultar más atractivo que aquello que no conocemos? Es por esta razón que la cara oculta se convierte en la clave de esta investigación.
Comenzamos a leer una historia, una presentación, nos sitúan y nos dan pistas, en esa primera página nos inducen a creer que sabemos lo necesario para comprender lo que viene a continuación. Pero resulta que la información que contiene la cara en sombra nos está velada. No nos importa mucho, pues consideramos que sabemos bastante con lo que ya conocemos. Esta es la actitud de la que se aprovechan muchas personas para poder controlar a otras, pero nosotros queremos indagar más, descubrir qué se nos oculta al otro lado del papel. Ya en su momento, Descartes estableció la duda como método fundamental del conocimiento: debemos dudar de aquello que creemos conocer para así poder alcanzar la verdad. Cierto es que eran otros tiempos y otros temas a los que se refería, pero no estaba desencaminado en cuanto a que es una actitud positiva, siempre que se desarrolle con inteligencia, el dudar de lo que se nos dice, no creer a ciegas las medias verdades que nos ofrecen y querer indagar en la cara oculta de sus discursos.
Quizás al dar la vuelta al papel descubramos que la historia continua de la forma esperada y lógica; a lo mejor encontramos algún dibujo que no esperábamos, puede que nos sorprendan algunos signos extraños, un idioma distinto, letra pequeña que nos cuesta leer, apuntes desconocidos con pulso nervioso o incluso encontrarnos con que está completamente en blanco o que ni siquiera era un papel. Hay tantas posibilidades contenidas en la cara oculta que parece incomprensible que podamos quedarnos con la información incompleta que nos proporciona la primera cara.
Esta metáfora está muy presente en la actualidad. Día tras día nos abordan con noticias de toda clase y relevancia, camuflan unas con otras y nos generan una idea de la realidad en ocasiones distorsionada, según sus intereses. Nos ofrecen la cara amable de acontecimientos relevantes o de entramados que sin duda nos afectan, para de esta forma poder controlarnos, haciéndonos creer que todo esta bien, que lo que hacen, lo hacen para nuestra felicidad o que no hay ningún detalle que pueda levantar sospechas o generarnos malestar, aprovechándose así de nuestra ingenuidad. Es en esta cara oculta donde se encuentran los comportamientos menos éticos y ortodoxos del gobierno, empresas, religiones y demás, que la mayor parte de la población desconoce, y por la cual está generada en gran parte la situación que vivimos actualmente.
Ejemplos de esto, podemos encontrarlos claramente en Wikileaks por ejemplo, donde se nos desvela lo oculto de cuestiones tan importantes como la guerra de EEUU contra Afganistán o Irak, mostrándonos multitud de correos secretos donde maquinaban las partes más sucias de estos asuntos. Por ir a ejemplos más cercanos, podemos citar algunos de los más recientes y nombrados como el caso Bárcenas o el de Iñaki Urdangarín, quienes se han aprovechado terriblemente de otras personas para enriquecerse ellos mismos, mientras en la cara pública se mostraban amables, y preocupados por el bienestar común ocupando cargos importantes en nuestro país. Como estos casos hay decenas de historias más, algunos ya desvelados y otros que ni siquiera conocemos o esperamos, pues seguimos contemplando solo la cara a la vista del papel.
Después de este viaje por las innumerables posibilidades de la hoja en blanco, nos encontramos ahora en su cara oculta. Una habitación oscura y cerrada, buscando aquello que han escondido, la verdad detrás de las mentiras, la realidad completa, vuelta entera alrededor de la luna. Iluminados vagamente por la luz filtrada entre los resquicios de una puerta cerrada, no sabemos dónde esta la llave, y tan solo los murmullos que escuchamos al otro lado nos proporcionan consciencia de lo que se nos oculta. Algunas palabras sueltas consiguen atravesar la madera, otras se nos escapan tejiendo de nuevo otra cara desconocida. Sabemos que la verdad se encuentra en aquellos sonidos detrás del cerrojo, sólo tenemos que descubrir la forma de llegar a ella. ¿Quién se atreve a investigar la cara oculta? ¿Qué verdades se esconderán en la sombra?
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